Cuando las musas me abandonan
¿Dónde voláis ahora? ¿Dónde la incandescencia?
Aquí sólo hay un ocaso decadente y telarañas en las paredes,
una umbría tenebrosa y un mutismo por sonido,
un silencio ennegrecido por la huída.
¿Dónde esos ojos, que ya no los veo?
¿Dónde la danza ahora que os quedasteis descalzas y
cual fantasmas os esfumais para bailar sobre otras lápidas?
¿Ya no me cantais más?
¿Dónde el tintineo?
Me abandonais cuando más os necesito,
os vestís de hipocresía en un bosque de mentiras,
me sonreís de soslayo esperando que os suplique
y mientras agitais las alas ante los iris de otros,
diosas embriagadas de ego, vanidad de estos mis sueños,
ladronas de mis esperanzas, del aire que me da la vida,
cobardes, que os ocultais en jardines ajenos para desconcertarme.
Y reís mientras saltais de rama en rama jugando a ver si puedo alcanzaros,
y yo me siento a observar mientras la noche cae sobre mí como espejo roto en pedazos.
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